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Autismo infantil… ¿la nueva epidemia del Siglo XXI?

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Franco Lotito

Por el Dr. Franco Lotito C. –  www.aurigaservicios.cl

De acuerdo con algunos reconocidos investigadores internacionales, el aluminio y el glifosato constituyen la dupla tóxica perfecta relacionada directamente con el autismo infantil, el cáncer de mama y la enfermedad de Alzheimer, entre otras graves enfermedades y trastornos.

El aluminio, es un elemento químico que es utilizado por muchas y diversas industrias. Además, el aluminio está presente en todas partes a raíz de la severa contaminación ambiental: en el aire, en el agua, en utensilios de cocina, en algunas cremas corporales, en el champú y desodorantes que usamos en la higiene corporal diaria, etc., razón por la cual, la ingesta de aluminio puede producirse a través de la comida, al respirarlo en el aire, al beberlo con el agua o a través del contacto con la piel. La ingesta de concentraciones significativas de aluminio puede producir efectos serios sobre la salud: demencia, daño al sistema nervioso central, pérdida de memoria, cáncer, temblores severos, daño a los riñones, etc.

El glifosato, por su parte, es un ingrediente activo presente en la gran mayoría de los herbicidas que se usan regularmente en la eliminación de hierbas improductivas en la preparación de los suelos. El problema, es que este ingrediente tóxico, al igual que en el caso del aluminio, ingresa a nuestro organismo a través de los productos alimenticios que son rociados con los herbicidas –o que son absorbidos por éstos desde el suelo– y que llegan hasta nuestras mesas para ser consumidos por todos nosotros. (La leche que preparamos casi a diario, representa uno de los tantos ejemplos de alimentos que trae sustancias químicas “adicionales” –pero indeseables–, tal como lo demostró el Dr. Samuel Epstein en su libro “¿Qué hay en su leche?”).

Es así, por ejemplo, que en un estudio realizado por la doctora Stephanie Seneff, investigadora del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos y del mundo, ella señala con absoluta claridad que la “toxicidad sistemática” a la que estamos expuestos los seres humanos a causa de las pésimas prácticas de megaempresas internacionales como Monsanto, General Electric, Bayer, Exxon Mobil, Dow Cheminal, Astra-Zeneca, BASF, Glaxosmithkline, Johnson & Johnson, DuPont, etc.–, traerá gravísimas repercusiones sobre la salud de las personas a nivel mundial. Y en el caso de los niños, éstas podrían ser desastrosas.

De acuerdo con sus estudios –y las proyecciones que la doctora Seneff realiza, pensando en un futuro no muy lejano–  el aluminio y el glifosato tienen la característica de  sinergizarse el uno con el otro de una manera muy tóxica, promoviendo el autismo en los niños. Tanto es así, que ella predice que para el año 2025, la mitad de todos los niños que nazcan, serán diagnosticados con autismo.

En otro estudio realizado por  Azzous et al. (2011) se descubrió en la lecha analizada una gran cantidad de medicamentos usados para tratar enfermedades tanto en humanos como así también en animales. Entre algunas de las substancias encontradas por estos investigadores había: antiinflamatorios (diclofenaco, naproxeno, ketoprofeno, flunixina), antibióticos (florfenicol), hormonas sexuales (17-beta-estradiol), hormonas esteroides (17-alfa-etinilestradiol), drogas anti-malaria (pirimetamina), drogas anti hongos (triclosán), antiepilépticos (carbamazepina), beta bloqueadores (metoprolol, propranolol).

Diversas investigaciones internacionales han demostrado que el glifosato tiene un efecto adverso en la salud humana, ya que es un disruptor endocrino (endocrine disruptor, en inglés), que además de influir en la aparición de autismo infantil, podría conducir al desarrollo de cáncer de mama. (Un disruptor endocrino es una sustancia química que es ajena al cuerpo humano, con plena capacidad para alterar completamente el equilibrio hormonal de los organismos de una especie, con consecuencias catastróficas).

Si a lo anterior sumamos la falta de vitamina D en nuestros niños –por exposición inadecuada al sol–, así como las deficiencias nutricionales causadas por una dieta pobre y desequilibrada, entonces, si muy pronto no se produce un cambio radical en la actitud de las personas y en las políticas de Estado por parte de nuestras autoridades de Gobierno –y de auto-cuidado en el plano personal– el futuro que nos espera no será muy auspicioso.

Si hubiera que listar algunas enfermedades crónicas (y también mortales) relacionadas con algunos productos químicos, alimentos contaminados y sustancias sintéticas –vistos como los causantes de muchos de los males que asolan a nuestro planeta–, en dicho listado habría que incluir, a lo menos, las siguientes enfermedades: autismo infantil, asma (sin distinción de sexo ni edad), infertilidad, daños reproductivos, daños en el desarrollo del cerebro infantil, malformaciones genéticas (teratogénesis), trastornos de aprendizaje, diversas formas de cáncer (cáncer infantil, cáncer relacionado con el sistema hormonal, cáncer al útero, cáncer a los pulmones, entre otros), enfermedad de Alzheimer, depresión y varias otras más.

Cuando una persona se intoxica por la presencia de aluminio, los síntomas que este sujeto despliega ante los ojos de quienes lo observan, son exactamente los mismos que los expertos detectan en las personas con demencia, Parkinson, trastorno por déficit atencional, autismo y otras enfermedades neurológicas. Por otra parte, numerosas evidencias indican de manera muy clara que la presencia de aluminio en el organismo humano juega un rol significativo en el desarrollo de ésta y otras enfermedades, tales como el cáncer de mama, el cáncer pulmonar y de vejiga urinaria, entre otros.

 


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