Por Diego Iturra Neira, presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería y Ciencias, militante Izquierda Autónoma Temuco.
La Junta Directiva de las distintas universidades del Estado, está integrada por nueve directores designados, en igual número, por el Presidente de la República, el Consejo Académico y la propia Junta de entre “destacados” profesionales vinculados a la región.
Esta junta designada, lo que da cuenta de su carácter antidemocrático, es la encargada de administrar la mayoría de las universidades estatales regionales.
En nuestro caso particular, el martes recién pasado, apareció en la prensa la elección del nuevo presidente de la Junta Directiva de la Universidad de La Frontera, el consejero regional democratacristiano, Ricardo Herrera Floody.
Es lamentable que la comunidad universitaria se entere por la prensa sobre esta designación. Expresamos que esta “elección” no representa el sentir de la comunidad, por el contrario, al igual que la totalidad de esta junta designada, es profundamente antidemocratica, además de buscar pequeños intereses y cuoteo político partidario al Gobierno. La universidad no puede ser un espacio para eso.
Igual de lamentable es que luego de 26 años de regreso a la democracia, nuestra casa de estudios siga funcionando con este sesgado mecanismo heredado de la dictadura y nadie haya sido capaz de eliminarlo, y hoy, en el marco de la Reforma a la Educación Superior, el Gobierno sea incapaz siquiera de mencionarlo en sus borradores.
Entendemos que la universidad debe ser una organización ejemplar, debe ser el espejo donde se refleje y proyecte el modelo de sociedad que deseamos promover, democrática, justa y participativa. Por ello, hacemos el llamado a democratizar el funcionamiento de la universidad, terminar con la Junta Directiva y avanzar hacia la triestamentalidad, donde estudiantes, funcionarios, académicos y la comunidad universitaria en general, en directa vinculación con las necesidades de la sociedad, sean quienes decidan qué universidad construir.