Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
El último “gol” que metió Sergio Jadue y la Directiva en pleno de la ANFP dejó estupefacto a millones de chilenos que se quedaron sin palabras: la corrupción total y desatada había llegado (también) al fútbol. ¡Faltaba más!
Luego de esta última bomba noticiosa, ya no resulta tan difícil imaginar cómo los empresarios han sido capaces de coludirse entre sí –apoyados por las generosas leyes aprobadas por sus grandes amigos y socios cercanos, los señores políticos– para engañar de manera vil y alevosa a millones de chilenos, realidad que incluye el beneplácito y la aprobación de los gobiernos de turno.
¿Dónde quedó la “Ética Empresarial” y el trillado “mejoramiento” de la calidad de la política chilena?
Para desencanto de muchos de nosotros, algunos de los más generosos en permitir las “creativas” estafas, colusiones y engaños de los chilenos, han sido, curiosamente, el Gobierno de Lagos (casos Mopgate, Efegate, Chiledeportegate, Enapgate, Corfogate, etc., etc.), el Gobierno de Piñera y los dos gobiernos de Bachelet.
¿Algunos “pequeños” ejemplos? Aquí van: la infame colusión de los pollos, la colusión de las farmacias, la colusión de los buses, la colusión de las papeleras, la colusión de las Isapres, la colusión de las empresas de telecomunicaciones (que mantienen los precios más altos de Latinoamérica y de muchos países de Europa), la colusión de los bancos y financieras, las reiteradas estafas de las grandes tiendas y supermercados con tarjetas de crédito con intereses abusivos, los abusos de las líneas aéreas (con LanChile a la cabeza, una ex empresa de Piñera y del grupo Cueto), el gran negociado de Davalito, el hijo “estrella” de la Presidenta Bachelet junto a Luksic, dueño del Banco de Chile con el caso Caval, las coimas, el cohecho y la compra de senadores, diputados, ministros y subsecretarios de Estado llevadas a cabo por empresas como: Soquimich de Ponce Lerou, Corpesca del grupo económico Angelini, Penta de Délano y Lavín, el grupo económico Luksic, la papelera Cmpc del grupo económico Matte, la papelera Pisa del ex ministro de Estado Gabriel Ruiz Tagle con sus negociados mientras era un alto funcionario del Gobierno de Piñera… y un larguísimo, etcétera.
Inclúyanse las reiteradas huelgas de los servicios públicos, con el récord del Servicio de Registro Civil, la huelga de los profesores (con récord casi mundial), las grandes mentiras sobre cómo “mejorar” la salud y la educación en Chile, la ocultación de la verdad sobre el avance del Sida, el aumento explosivo de la delincuencia y las bajísimas penas a quienes roban, destruyen y matan… si es que se los castiga.
Al parecer, nuestro país se ha argentinizado, mexicanizado y brasilianizado de una sola vez, cayendo por el abismo de la corrupción desatada y sin límites, incluyendo las “construcciones chantas” (o al revés) de puentes como el famoso –e internacionalmente conocido– puente “basculante” Cau-Cau en Valdivia; el fallido puente de Río Bueno; las desastrosas construcciones de hospitales, cuyos “valores” se disparan hasta en cinco veces su costo original y que luego se cargan con costo al bolsillo de todos los chilenos… si es que alguna vez se los termina de construir.
Al tenor de lo que vemos, en Chile hay ciudadanos de primera categoría (el 1 por ciento de la población), con privilegios especiales, fuero parlamentario incluido e inmunidad para estafar, y ciudadanos de segunda, es decir, el 99 por ciento que “sobra” de la población, a la cual se puede expoliar, explotar, engañar, manipular y estafar con toda impunidad.
La rabia y la impotencia ciudadana crece cada día más, por tener que vivir tanta injusticia, con autoridades que miran indiferentes para el lado y que, además, lo permiten.
Un libro muy sabio señala que se cosecha aquello que se siembra, y lo que se está sembrando hoy en Chile…
(Las columnas de opinión publicadas en ElPeriódico.cl, son exclusivas para este medio)