Por José Montalva Feuerhake, gobernador de Cautín.
Recientemente, se publicó el informe sobre desarrollo humano en Chile, que lleva por nombre “Los tiempos de la politización”. En dicho informe, pudimos observar los procesos de debate, discusión y enfrentamiento de ideas que está teniendo parte en nuestra sociedad, donde además se logra discernir el complejo proceso de demandas que tiene la ciudadanía, a través de los movimientos sociales para con el poder político, potenciado por la percepción de corrupción, desconfianza y desagrado que la ciudadanía detenta en contra del Estado y los gobiernos. Es decir, nos encontramos en un momento donde la ciudadanía quiere participar de una forma no tradicional en las diferentes opciones y mecanismos que tenemos de cómo construirnos como país, y el “traje institucional” nos quedó chico, es decir, no es capaz de hacer los cambios a la velocidad que se desea, de esto son ejemplo los movimientos de educación, ambientales, obreros, etc. Por tanto, es ahí donde toma relevancia la construcción de un nuevo “traje institucional”, capaz de tomar eficientemente las demandas de las personas, donde el cambio de constitución y reformas de leyes electorales y constitucionales son parte fundamental.
Hoy tenemos la oportunidad -como país- de generar el debate público, de cómo queremos avanzar, buscando las herramientas de construir un mejor Estado, y mejorar las formas de participación ciudadana y encausarlas hacia una vía institucional eficiente.
Justamente es la participación a través de una vía institucional eficiente a gran escala, la que puede mejorar y potenciar nuestra democracia. Si bien, la democracia directa en la Grecia antigua sólo tomaba en cuenta a unos pocos ciudadanos, hoy -a través de las herramientas digitales- se nos abre un mundo de posibilidades para acercar electrónicamente los procesos de discusión y decisión a la totalidad de los ciudadanos. Es decir, debido al avance de los medios, hoy las problemáticas a través de las redes sociales se pueden dar a conocer sin siquiera la presencia de un medio oficial, el ciudadano común con acceso a Internet puede saber lo que esta opinando un congresista e interpelarlo vía Twitter, por tanto las herramientas tecnológicas están disponibles, y es hora de analizar cómo utilizarlas de manera institucional, ampliando los umbrales de representación de nuestro sistema.
Por tanto, hoy, la ciudadanía, como la clase política, debe atreverse a innovar en las herramientas digitales y su institucionalización, además, porque estos mecanismos nos dan la oportunidad de aunar criterios entre los diferentes grupos sociales, mejorar la comunicación y entrar al tan esperado momento constitucional, donde según Domingo Lovera, la sociedad se moviliza como un todo, con calma y racionalidad, determinando los que serán los designios políticos, sociales y económicos de su país.
Dicho mejoramiento del sistema y de las relaciones políticas es el eje que fomenta una vida comunitaria y que es capaz de desarrollar a sus gentes, y trascender al desarrollo netamente económico.
Son estos debates, discusiones e innovaciones tecnológicas, las que nos llevarán desde un momento político, basado en las pasiones e ideas de cada uno, a un momento constitucional, donde la participación respetuosa y el final institucional son claros, puesto que por sobre todo, se impone el bien común.